Se reproduce a partir de esporas que se encuentran en sacos en el ápice de los tallos fértiles. Esos esporas dan lugar a un prótalo, femenino o masculino según el sexo de la espora, muy pequeño, visible al microscopio, de color verde. El prótalo femenino fecundado da origen al equiseto adulto.
Su propagación fuera del ambiente natural es muy difícil, pero dándole condiciones adecuadas puede extenderse rápidamente su sitio de cobertura, que, con buen manejo, puede mantenerse en una condición de máximo potencial productivo.
Después de la maduración, que ocurre en la estación seca, estos tallos mueren y brotan otros, muy ramificados, que no producen esporangios. Estos últimos son los que se utilizan en medicina tradicional. Si no se los recogen, mueren en la siguiente estación lluviosa.
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